«Recuerdos del automóvil blindado y las pensiones» Mauricio Peñaloza, Abogado, miembro del Comité de Personas CCS

Recuerdo que hace diez años, aproximadamente, me reuní con el recién designado gerente general de una empresa en Chile, quien de nacionalidad argentina venía de trabajar en Brasil.

Recuerdo que la reunión tenía por objeto planificar sus condiciones de contratación laboral en Chile y explicarle cómo funcionaba nuestro sistema laboral, de seguridad social y tributario.

Recuerdo que después de conversar respecto de las condiciones contractuales de su “offer letter” llegamos a un beneficio laboral que era primera vez que me tocaba ver incluido en un contrato de trabajo en Chile: un automóvil blindado.

Recuerdo que le informé que durante los más de 10 años que llevaba trabajando en asesoría a ejecutivos expatriados, nunca previamente había visto que se otorgara ese beneficio en Chile.

Recuerdo que también le informé que con mi equipo de trabajo habíamos indagado en algunas automotoras locales y no tenían disponible en stock en Chile algún automóvil blindado, por lo cual se tendría que importar.

Recuerdo que le propuse que convirtiéramos en un bono en dinero el referido beneficio ya que, en mi experiencia, no había justificación para que él necesitara un automóvil blindado en Chile, pues nuestro país y Santiago eran seguros para vivir y movilizarse diariamente con muy bajo riesgo de sufrir algún asalto, emboscada o secuestro.

Recuerdo que analizamos el sistema de pensiones de Chile y me preguntó si tampoco había riesgos de que se pudiera perder la propiedad de los fondos previsionales, como había sucedido en Argentina hacía pocos años, bajo el gobierno de Cristina Fernández.

Recuerdo que le garanticé que el sistema de pensiones chileno era uno de nuestros pilares institucionales y que lo sucedido en Argentina era imposible que sucediera en nuestro país, ya que recientemente se había perfeccionado el sistema en el gobierno de Michelle Bachelet, incorporándole mejoras significativas en sus tres pilares: contributivo, solidario y voluntario.

Recuerdo que me felicitó, con sana envidia, por el país que habíamos construido entre todos en Chile durante 20 años y que se traducía en que él no necesitara un automóvil blindado y que pudiera aportar con confianza en nuestro sistema de pensiones, siendo incluso extranjero.

Recuerdo, que algunos años después mis padres jubilaron después de trabajar entre ambos más de 85 años, durante todos los cuales cotizaron cada mes en el sistema de pensiones, lo que le permitió a cada uno, obtener la buena pensión que mantienen hasta hoy.
Recuerdo que tomé la decisión de cotizar voluntariamente para mi hija mayor durante todos los meses que duró su carrera universitaria y regalarle sus primeros fondos de pensiones, equivalente a 60 cotizaciones, al momento de su graduación.

Recuerdo que estoy haciendo lo mismo con mi otra hija hace tres años.

Recuerdo que mi hijo menor dará la denominada Prueba de Transición Universitaria este año por lo cual debiera continuar el próximo con mi tradición del “regalo previsional” pero, lamentablemente ya tengo dudas, al igual que el ejecutivo argentino hace diez años.

Recuerdo que, al darle el regalo a mi hija mayor, le dije que esos fondos eran de su propiedad y que los podría usar cuando jubilara, luego de más de 40 años de trabajo y cotizaciones, como lo hicieron sus abuelos.

Recuerdo que jamás pensé que, mediante un burdo artículo transitorio de la Constitución, romperían el blindaje de nuestro sistema de pensiones y están prontos a romper la iniciativa exclusiva presidencial en materia tributaria.

Recuerdo cuando no necesitábamos blindaje en Chile.

Recuerdo, con preocupación, un Chile del recuerdo.

MPC/09-08-2020