“El triunfo de Pandora” Columna Octubre 2021, Revista Cámara de Comercio de Santiago

Mauricio Peñaloza C.

“El triunfo de Pandora”

El gerente general para Chile y Argentina de una empresa internacional me contaba hace algunos años que no lograban ninguna ventaja cumpliendo las normas y regulaciones en Argentina, en comparación con Chile.

“Podemos tener todo en regla, haber cumplido con todas las normas, pero igual va a llegar algún funcionario público a cuestionar algo de nuestra empresa y solicitar el pago directo de una “multa” ante él, de lo contrario nos clausura. En cambio, en Chile, si cumplimos las normas, tenemos suficiente certeza y confianza que podremos funcionar sin mayores problemas y en caso que tengamos alguna discrepancia o controversia podremos defendernos formal y legalmente mediante los mecanismos e instituciones que correspondan legalmente. En Chile es una ventaja cumplir la normativa porque te da suficientes certezas para planificar y desarrollar los negocios”.

El dueño de una pyme me contaba hace pocos días que uno de sus extrabajadores, de nacionalidad venezolana, estaba feliz porque tenía un terreno que le había costado sólo 300 mil pesos ya que le habían dado el dato que estaba disponible para tomárselo en conjunto con más personas y que debía pagar sólo esa cantidad a la persona que “coordinaba” la toma. Ahora estaba ya en el proceso de construcción de la casa que le costaría 6 millones de pesos, la cual esperaba vender después en 25 o 30 millones de pesos y con ese dinero retornar pronto a Venezuela para instalar un restaurante allá.

En paralelo, he conversado con mi padre en los últimos meses quien me consulta periódicamente por la conveniencia de retirar fondos de la compañía de seguros donde tiene contratada hace algunos años una buena renta vitalicia previsional.

En una columna del mes de septiembre de 2011 titulada “50 años: Generación R” de esta misma Revista del Comercio me referí a mi padre quien en esa época cumplía 50 años trabajando para la misma empresa y me preguntaba en esa columna qué actitudes y características de la generación de mi padre, “Generación R”, debíamos tomar las nuevas generaciones para construir y mantener una mejor sociedad.

Hoy mi padre se encuentra jubilado después de trabajar finalmente más de 52 años para la misma empresa y haber cotizado rigurosamente todos los meses durante los cuales trabajó y adicionalmente haber realizado aportes de ahorro previsional voluntario – APV.

Al momento de jubilar mi padre, conjuntamente con mi madre, quien trabajó por su parte 35 años, también en una misma empresa, contrataron una asesoría previsional que les permitió analizar las mejores alternativas que el sistema previsional les ofrecía y de esa forma tomaron la decisión que mi padre jubilara mediante una renta vitalicia contratada en una compañía de seguros y mi madre jubilara con retiro programado en una AFP, ya que consideraron que de esa forma distribuirían mejor los beneficios y riesgos respectivos.

Era la época, hace pocos años, en que Chile aún tenía la seguridad jurídica básica para que cada uno de nosotros tomara las decisiones económicas vitales más importantes como embarcarse en un emprendimiento; contratar trabajadores o contratarse como tal; realizar APV para mejorar a largo plazo la jubilación y poder retirarse y jubilar por vejez mediante renta vitalicia, retiro programado o alguna de las modalidades intermedias.

¡Qué mejor ejemplo que el del trabajador venezolano quien en su racional análisis comparativo ya no ve ventajas para quedarse a vivir en Chile y prefiere volver a Venezuela, incluso cuando ha obtenido una casa a muy bajo costo, aunque en forma ilegal!

Tiene lógica su conclusión: Chile todavía no es mejor que Venezuela si se trata de vivir en la informalidad, pero vamos alcanzándolos rápidamente.

Mis padres que son ejemplo vivo de un país con instituciones estables durante 30 años, que les permitió consolidar una vida de trabajo formal, mediante contrato de trabajo y pago de cotizaciones e impuestos, con una buena jubilación, hoy se enfrentan a la caja de Pandora que se ha abierto en nuestro país con la seguidilla interminable de retiros de fondos previsionales y expropiación de fondos de las compañía de seguros que ha significado que ambos arriesguen la sostenibilidad de sus futuras pensiones, sin haber realizado ninguno de ellos acción u omisión alguna para ello, ya que no han realizado retiros de fondos, precisamente para no perjudicar sus pensiones ni las de los demás. 

La caja de Pandora se ha abierto irresponsablemente destruyendo las instituciones más importantes: el ahorro previsional de los trabajadores, la constitución política de la república, la propia república, la democracia, el estado de derecho, la separación de los poderes, el orden público, el derecho de propiedad y en los últimos días, supuestamente fundamentado en la revelación de los denominados “Pandora Papers”, la presidencia de la república, la cual pese a estar a solo cinco meses de terminar el actual mandato y de existir una investigación abierta de oficio por la Fiscalía Nacional, se enfrenta a un nuevo intento de destitución por parte de los parlamentarios, sin medir el grave daño que nos acarreará a todos en Chile el destituir a un presidente que fue electo democráticamente.

La caja de Pandora se ha abierto hace tiempo en Chile, no con los “papers”, sino con la “hoja en blanco” que no sólo pretende borrar nuestra actual normativa constitucional, fruto del trabajo jurídico, político y social de cientos de años y personas, sino también todas nuestras actuales instituciones y la más básica, elemental e imprescindible institución social: la confianza.

Mis padres aún confían, yo trato …

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