“Casa tomada” Columna del mes de Noviembre 2020 de la Revista del Comercio.

Mauricio Peñaloza C.
Abogado, miembro del Comité de Personas CCS

“Nos gustaba la casa …” 

Así comienza uno de los extraordinarios y primeros cuentos de Julio Cortázar en el cual, en menos de diez páginas, nos relata la tétrica historia de dos hermanos que viven en una casa familiar que comienza a ser tomada. 

No pude dejar de recordar ese cuento hoy, cuando escribo esta columna curiosamente en viernes 13, y he tomado la decisión de retirar el 10% de mis fondos previsionales de la AFP. 

También recordé la columna que escribí en la Revista del Comercio en agosto de este año donde contaba el caso del ejecutivo argentino que en el año 2010 me preguntaba si necesitaba un auto blindado en Chile y si podía confiar en nuestros fondos de pensiones y yo, ingenuamente, le aseguraba que no necesitaba ni el auto blindado ni preocuparse por los fondos de pensiones en Chile ya que nunca serían tocados. 

Que equivocado estaba ya que he tomado la decisión de retirar el 10% de mis fondos de pensiones porque al igual que los hermanos del cuento de Cortázar, quiero proteger, aunque sea una parte, mis fondos, antes que se tomen pieza a pieza la casa completa y finalmente, el barrio. 

“Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles” nos relata el hermano del cuento. Yo también recordaré con claridad el día de hoy, porque no sólo retiraré el 10% sino también dejaré de aportarle a Magdalena, mi segunda hija, las cotizaciones voluntarias en AFP que ya había realizado por cuatro años para regalárselas cuando terminara sus estudios y empezara a trabajar, tal como lo hice con mi hija mayor, Catalina, hace ya algunos años. Pero también recordaré que a Martín, mi hijo menor, le había contado este año que desde el próximo le empezaría a cotizar cuando él entrara a la universidad, para regalarle los fondos cuando egresara, cotización que tampoco realizaré. 

“Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos.” nos confiesa el hermano del cuento y me siento representado en él y me preguntó cuántas miles de personas estarán tomando decisiones similares en nuestro país, desde retirar todos los fondos que puedan, para no perderlos aunque no los necesiten hoy, como también de no cotizar voluntariamente en un sistema que al igual que la casa de Cortázar ya le han tomado algunas piezas y nos anuncian que vienen por más y no pararán, como en el cuento. 

“Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.” se lamenta el hermano al final del cuento situado en Buenos Aires y recuerdo una noticia de esta semana en Argentina acerca de que los fondos de pensiones que ya fueron expropiados a los cotizantes argentinos, ahora ni siquiera serán reajustados por la inflación. 

Cortázar con su genialidad logró en los años 50 del siglo pasado convertir en pesadillas las situaciones que aparentaban ser plenas de normalidad y que la realidad, lamentablemente, ha ido superando en nuestros países. 

Nuestra normalidad hoy en Chile y también en parte importante del mundo es que no hay límites ni certezas. Lo que ayer era intocable, hoy no sólo se toca, sino que se elimina y se destruye. Lo que ayer no se podía, hoy se promueve y no se cuestiona ni se controvierte.

Esta semana por ejemplo me ha sorprendido que se publicó el 7 de noviembre la ley 21.283 que reajusta el ingreso mínimo mensual y lo eleva a $326.500 pero no a partir de ese día sino desde el 1° de septiembre de 2020. Me pregunto si es otro gran cuento de Cortázar titulado “Continuidad de los parques” en los que superpone distintas realidades y tiempos, por lo cual cuando la ley está siendo publicada este 7 de noviembre está, sin que lo sepamos, cambiando los hechos del pasado. Digno del mejor cuento de Cortázar, pero ya no nos sorprende, todo es posible. Nadie reclama.

Otro gran escritor y además jurista, entre tantas otras ocupaciones, Andrés Bello, nos dice en su obra maestra: el Código Civil de nuestro país que “La ley sólo puede disponer para lo futuro, y no tendrá jamás efecto retroactivo.” pero que importa, hoy la ley, la constitución y la mera voluntad todo lo pueden. 

Podemos por ley suspender los pagos de los servicios; permitir retiros de fondos de pensiones una, dos, tres y más veces. “Tengo listo el proyecto para el tercer retiro” nos dice una proactiva parlamentaria que además es precandidata presidencial. Podemos establecer retiros anticipados de rentas vitalicias aunque esos fondos ya no sean nuestros como afiliados, pero qué importa por ley lo podemos todo y si no es suficiente, lo incluiremos en la constitución. 

Somos Cortázar, lo podemos todo con nuestra escritura y como a su personaje del cuento: “Nos gustaba la casa…”

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